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El gran apagón: Transporte y telecomunicaciones paralizados

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El 28 de abril de 2025, la península ibérica experimentó un apagón eléctrico sin precedentes que afectó a más de 50 millones de personas en España, Portugal y Andorra. La interrupción del suministro eléctrico, que comenzó a las 12:33 horas (CEST), provocó la paralización de infraestructuras críticas, incluyendo sistemas de transporte, telecomunicaciones y servicios públicos esenciales.

Razones del corte de luz

Según informes preliminares, el apagón fue resultado de una serie de eventos interconectados. Entre ellos, se destaca la desconexión repentina de plantas solares en el suroeste de España, fallos en los mecanismos de seguridad de la red eléctrica y la interrupción de la interconexión con Francia para evitar la propagación del problema a otros países europeos. Estas circunstancias llevaron a una pérdida súbita de 15 gigavatios de generación eléctrica en apenas cinco segundos.

El operador eléctrico de España, Red Eléctrica de España (REE), calculó al principio que restablecer el servicio podría llevar de seis a diez horas. Sin embargo, el suministro se normalizó por completo en las primeras horas del 29 de abril.

Impacto en la vida cotidiana

El corte de suministro eléctrico tuvo un impacto considerable en la vida cotidiana de la población. Los servicios de transporte, como los trenes y el metro, quedaron totalmente paralizados. Los semáforos no funcionaron, causando desorden vehicular, especialmente en zonas urbanas de alta densidad como Madrid. Las telecomunicaciones también sufrieron interrupciones; numerosas torres de telefonía móvil dejaron de funcionar cuando se agotaron sus baterías de respaldo, y gran parte del acceso a Internet se vio interrumpido.

Los hospitales y otros servicios fundamentales siguieron funcionando con la ayuda de generadores eléctricos de emergencia. No obstante, la gran parte de la población recurrió a radios portátiles para obtener información, dado que otros medios de comunicación no estaban disponibles.

Además, la falta de suministro eléctrico impactó el funcionamiento de cajeros automáticos y de sistemas electrónicos de pago, lo que forzó a los residentes a usar dinero en efectivo para sus compras. Las estaciones de gasolina no pudieron funcionar debido a la ausencia de energía, lo que causó escasez de combustible en ciertas zonas.

Reacciones y medidas gubernamentales

El ejecutivo español ha puesto en marcha medidas de emergencia para manejar la situación crítica. El líder del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó que todas las posibilidades sobre las razones del corte eléctrico estaban sobre la mesa y solicitó a la población que actuara con prudencia. El Consejo de Seguridad Nacional fue congregado para tratar el asunto y se comenzó a investigar con el fin de esclarecer las causas concretas del suceso.

Por otro lado, la oposición política criticó la gestión gubernamental de la crisis, exigiendo transparencia y una investigación exhaustiva. Algunos sectores sugirieron que el apagón podría estar relacionado con una mala gestión del sistema eléctrico o incluso con un ciberataque, aunque esta última hipótesis fue descartada por REE.

Consecuencias económicas

El apagón tuvo un impacto económico considerable. El precio de la electricidad se multiplicó por cinco debido a la necesidad de recurrir a centrales de ciclo combinado que utilizan gas natural, una fuente de energía más costosa que las renovables. Antes del apagón, el precio de la luz era extremadamente bajo, con una media de apenas 5,79 euros por megavatio hora (MWh), pero tras el incidente, se disparó significativamente.

Este aumento en los costos energéticos afectó tanto a consumidores como a empresas, especialmente a las pequeñas y medianas empresas que enfrentaron dificultades para asumir los nuevos costos operativos. El gobierno anunció medidas para mitigar estos efectos, incluyendo subsidios temporales y apoyo financiero a los sectores más afectados.

Lecciones aprendidas y medidas futuras

El corte de energía de abril del 2025 evidenció la fragilidad del sistema de energía ante situaciones inesperadas y la urgencia de mejorar las infraestructuras esenciales. Las autoridades han entendido la importancia de evaluar y modernizar los protocolos de seguridad así como de invertir en tecnologías que aseguren una mejor resistencia del sistema eléctrico.

Además, se ha enfatizado la importancia de diversificar las fuentes energéticas y de mejorar la cooperación entre los operadores eléctricos de distintas naciones para evitar futuros eventos de semejante magnitud. El gobierno ha asegurado que llevará a cabo reformas estructurales para asegurar la estabilidad y seguridad del abastecimiento eléctrico en tiempos venideros.

Por Otilia Adame Luevano

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